¿Existe tal cosa?
Quedan semanas para conocer al nuevo amor de mi vida y, más que feliz e impaciente, me siento desubicada, perdida y tristona. Y terriblemente incómoda. La barriga, el cuerpo entero me pesa horrores. Jiribilla demanda más que nunca. La famosa adoslescencia empieza justo ahora, y yo que pensé que nos habíamos librado. Quiero detener el tiempo y que este bombo se pare, pero a la vez deseo que salga ya, por dios. Jiribilla no me da tregua. Me tiene tooodo el tiempo arriba, abajo, teta, yendo y viniendo. Y brazos, siempre brazos. ¿Por qué me embaracé tan pronto? Ilusa de mí, pensé que en nueve meses se independizaría. Y me veo a mí misma perdiendo la paciencia, viéndola mayor para ciertas cosas, olvidando a veces que aún es pequeña, muy pequeña, Y le pido que colabore, que no tire las cosas al suelo. y ella me dice «no worry» y me abraza. Y ahí estoy yo, pidiéndole perdón, la peor madre del mundo, siendo consolada por mi bebé.
Quedan semanas, y deberíamos tenerlo todo listo pero no es así. Faltan mil cosas por hacer, no hay tiempo y yo no puedo más con mi vida. Siento ganas de llorar. De impotencia, de agotamiento extremo, por puro desahogo. Culpable por no ser capaz de centrarme en lo positivo. Le daré un hermano, o una hermana, se multiplicará el amor. Pero no. Yo sólo veo futura desatención a Jiribilla, a la nueva criatura. Desatendidos los dos. No podré dar todo de mí a ninguno de ellos.
Quedan semanas.
Y no sé si tendré fuerzas ni agallas.
Quedan semanas para conocer al nuevo amor de mi vida y, más que feliz e impaciente, me siento desubicada, perdida y tristona. Y terriblemente incómoda. La barriga, el cuerpo entero me pesa horrores. Jiribilla demanda más que nunca. La famosa adoslescencia empieza justo ahora, y yo que pensé que nos habíamos librado. Quiero detener el tiempo y que este bombo se pare, pero a la vez deseo que salga ya, por dios. Jiribilla no me da tregua. Me tiene tooodo el tiempo arriba, abajo, teta, yendo y viniendo. Y brazos, siempre brazos. ¿Por qué me embaracé tan pronto? Ilusa de mí, pensé que en nueve meses se independizaría. Y me veo a mí misma perdiendo la paciencia, viéndola mayor para ciertas cosas, olvidando a veces que aún es pequeña, muy pequeña, Y le pido que colabore, que no tire las cosas al suelo. y ella me dice «no worry» y me abraza. Y ahí estoy yo, pidiéndole perdón, la peor madre del mundo, siendo consolada por mi bebé.
Quedan semanas, y deberíamos tenerlo todo listo pero no es así. Faltan mil cosas por hacer, no hay tiempo y yo no puedo más con mi vida. Siento ganas de llorar. De impotencia, de agotamiento extremo, por puro desahogo. Culpable por no ser capaz de centrarme en lo positivo. Le daré un hermano, o una hermana, se multiplicará el amor. Pero no. Yo sólo veo futura desatención a Jiribilla, a la nueva criatura. Desatendidos los dos. No podré dar todo de mí a ninguno de ellos.
Quedan semanas.
Y no sé si tendré fuerzas ni agallas.
Desde el planteamiento de que los padres preparan a sus hijos para la vida, cargarse con la responsabilidad de que todo sea perfecto en el entorno familiar es una utopía. El cansancio pesa, la cabeza da mil vueltas, pero en unos meses a lo mejor nos da risa echar la vista atrás y darnos cuenta de que lo que tanto nos preocupaba no fue más que una anécdota. Es muy fácil dar consejos desde fuera... lo que sí puedo es ofrecer mano de obra barata y poco cualificada. Aqui estamos :)
ResponderEliminarTe tomo la palabra, pisukita :)
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