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Mostrando entradas de junio, 2019

La primera regla después el embarazo

Veintiséis meses. Veintiséis meses ha tardado en venirme la menstruación. Me había olvidado de lo maldita que es. Con Jiribilla volvió a los dieciséis meses. Se ve que Jaleo es más mamoncete. El tándem también habrá tenido que ver, aunque es cada vez menos frecuente... Es normal que muchas personas se extrañen al saber que hay madres a las que no les ha venido la regla meses, e incluso años, después de dar a luz. Partiendo de que cada mujer, cada cuerpo y cada situación son únicos, esto funciona así: tras nacer el bebé, al expulsar la placenta, se dispara la producción de prolactina . Esta es la hormona responsable de la producción de leche materna. El aumento de prolactina va ligado a una disminución de los estrógenos y la progesterona, que son responsables del ciclo menstrual. Con esos niveles bajos de estrógenos y progesterona se inhibe la ovulación, y sin ovulación no hay regla. La frecuencia de las tomas, sobre todo durante los primeros seis meses, hace que el nivel de prola

Pero crecerá

Crecerá. Ya lo verás. Y esa cabecita que ahora andas sujetando con sumo cuidado, todo el tiempo, y que no te deja una mano libre, se sostendrá. Alzará la cabeza. Ella sola. Él solo. Ya lo verás. Se sentará. Caminará. Correrá y hasta saltará. Balbuceará, gritará, hablará. Por largos ratos no se callará. Se hará entender y entenderá. Llorará, reirá También -oh, sí- dormirá. Y hasta alguna mañana la tendrás que despertar. Y te buscará. Te besará y te abrazará. Sí, ¡crecerá! Pero... ... crecerá. Correrá, sí, muchas veces hacia el otro lado, lejos de ti. Y hablará con otras, con otros. Y si tienes suerte, si has trabajado el terreno, puede que siga contándote sus aventuras y desventuras. Se dormirá sola, solo, sin necesitar tus brazos. Sin pedirte cosquillas. O que le cuentes las pecas. Y sin pedirte un cuento tras otro tras otro tras otro. Aprovecha ahora. Abraza. Besa. Achucha. Lee. Juega. Conversa.

Silencio, silencio

Ser madre que trabaja fuera de casa o ser madre a jornada completa: ¿qué es más duro? La eterna disputa. Una amiga que trabajaba fuera me comentó una vez que lo malo de su situación es que cuando volvía del trabajo todavía tenía que hacer todo lo de la casa: cocinar, coladas, etc. «Ah», pensé yo, «¿es que se supone que tengo que tenerlo todo hecho por no trabajar fuera?». Y le respondí: «Pues no sé si tus hijas se entretienen solas, pero lo que son los míos me reclaman TO-DO-EL-TIEM-PO». Y ahí podríamos haber empezado a intercambiar puntos de vista, pero no pudimos. Interferencias infantiles, ya ustedes saben. Las conversaciones imposibles y todo eso. El caso es que hay un hecho innegable: muchas veces, la madre que no trabaja fuera se ve inmersa en un aislamiento social brutal. La única interacción que tiene con otra persona adulta es con su pareja. Y en ocasiones ni siquiera es satisfactoria, no se puede hablar con calma, atrás quedaron las conversaciones relajadas. Ahora es un «rá