Cuatro años, Jiribilla.
Cuatro años y sigues fascinándome. Toda tú brillas: brillan tus ojos y tus entrañas. Vas por la calle canturreando, inventando versos que no riman, tarareando, saltando, recogiendo hojas y palitos, eres feliz. Vas regalando pegatinas a la gente porque sí, y tu cara se ilumina cuando la aceptan y te devuelven una sonrisa, una palabra amable. Algunas personas piensan que pretendes cobrar por la estrellita y te rechazan, pero tú nos miras y te encoges de hombros como diciendo «bueh, no la quiso, ¡qué extraño!», y sigues buscando a quien regalar. Y ríes con tus propias gracietas, y de repente me dices que me quieres «más allá del planeta».
Y me emociono, porque es tu cumpleaños y tú sigues regalándonos tu espíritu, tu alegría. ¡Ojalá no pierdas ni un ápice de eso! Es difícil, pero eres tú, es tu esencia, soy optimista.
Feliz día, Jiribilla.
Felicidades a nosotros.
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