Se habla mucho de no cortarse a la hora de pedir ayuda. Pero en casos puntuales pueden negártela y, según cómo te pille el día, habrá sido peor pedirla, porque perderás un poco de fe en la humanidad.
Hace años, cuando Jaleo no tenía aún dos meses y Jiribilla contaba con dos años y medio, me embarqué en una odisea para conseguir un regalo de cumpleaños. Iba con el clásico «pack» silla + porteo.
Volviendo ya para casa Jiribilla se hizo caca y quería que la cambiara «ipso facto». Paré junto a un herbolario. Mi idea era tumbar a Jaleo en el carro y cambiarla a ella en un banco o similar, pero no había nada así a la vista. Intenté cambiarla con la sillita reclinada, pero el bulto-Jaleo delante de mí me impedía maniobrar con facilidad. La única posibilidad que vi era pedirle ayuda a la dueña del herbolario. Le pregunté que si podía, por favor, sujetar al bebé mientras cambiaba a su hermana. Su respuesta me dejó a cuadros:
–No, no puedo. ¿Qué pasa si entra algún cliente?
Así, sin un atisbo de sororidad. En la tienda no había ni un alma. Cerré la boca y me las arreglé para cambiar a Jiribilla como pude, con sudor de primavera canaria y lágrimas de puerperio. Aun así tuve agallas, o rabia, o qué sé yo, y entré para responderle —y ahora sí estaba con alguien, no sé si cliente o no—:
–¿Que qué pasa si entra un cliente? Si yo soy clienta y veo la situación, pensaría que qué bueno, en este comercio prestan ayuda a una madre en apuros, y ganaría una clienta, porque me sentiría identificada. Y a la vez ofrecería mi ayuda.
Y salí de allí. Seguramente titubeé. Posiblemente tenía un pañal cagado en las manos. Quizá se rieron de mí. Pero no me quedé con las ganas.
Antes de ser madre yo también era medio bruja malvada. Veía a una mujer con cochecito en la acera y pensaba para mis adentros: «¿Qué se cree? ¿La dueña de la acera por llevar un carrito?». La experiencia propia ha cambiado mi perspectiva y me trago mis ideas de antaño: ahora ofrezco ayuda, no sé si por pura empatía o para compensar esos años malévolos prematernidad.
Por favor, no se queden calladas ni paradas frente a las injusticias, propias o ajenas 💪🏻 (aunque, ojo, en ocasiones es mejor callar, valoren...).
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